domingo, 17 de diciembre de 2017

Segunda semana de diciembre 2017. El crecimiento del suelo

Lunes 11 de diciembre
Volvemos a los futuribles en prensa. Yo tengo la noción o idea (muy loca mía) de que la noticia es algo que se produce o ocurre. No que se aproxima. Las adivinaciones o augurios son más bien publicidad, relaciones públicas, medicine show, que dicen los anglos...









Martes 12 de diciembre
Nunca nos libraremos de la señalética. Útil, como cualquier otro lenguaje, cuando hay algo que señalar, describir o explicar, no cuando el banderín inventa el objeto.












Miércoles 13 de diciembre
De hecho, es una ciencia. Un sistema cerrado, que intercambia energía, pero no materia... Pues parece un arcano para algunos.












Jueves 14 de diciembre
Según. Llevo medio siglo esperando que la Navidad me sea propicia. Quizá lo haya sido.













Viernes 15 de diciembre
¡Mañueco! Estamos en fase de promoción del alcalde de Salamanca y... ¡sí! ¡¡El sucesor de Herrera!! Yo lo veo igual de capaz.













Sábado 16 de diciembre
A veces puedo producir la impresión de que hago gracias al albur o soy injusto. No. No invento nada:












Domingo 17 de diciembre
Ahí está. El consejero de Sanidad. Ese día estaba de visita en mi ciudad contando no se sabe qué invenciones. Se cayó (por enésima vez) el sistema informático de la Sanidad de Castilla y León. No fue barato. No funciona. Este señor dice que quizá ocurre porque se conectan (los cuatro mil de la intranet) a la vez. Que lo hagan escalonadamente. De noche, supongo. O que no se conecten. No, no ha dimitido.

Como la semana no resultó suficientemente precaria o mendaz nuestro presidente del Gobierno envió el domingo esta epístola a los leonesicenses. Las negritas son mías, claro:





CARTA ABIERTA A LOS LEONESES

Queridos leoneses, (aquí deberían ir dos puntos en vez de coma)

Sé que estáis dolidos (durante todo el texto el paternalista y condescendiente Rajoy infiere gran cantidad de cosas; esta es la primera y, como lo demás, es mentira: yo, por ejemplo, no estoy dolido, a no ser por la mayúscula después de coma), y lo entiendo (no, no entiende nada y lo explicará profusamente). Hablé el jueves con vuestro alcalde, mi buen amigo Antonio Silván (es lógico que sean amigos ya que pertenecen a la misma banda, poseen similares conocimientos y comparten oratorias habilidades), y tuvo la amabilidad de invitarme (sin nuestra aquiescencia, con el menos comprensible de los pretextos y gracias a nuestro dinero) a acudir en próximas fechas a León para compartir con vosotros (continúa siempre el no solicitado tuteo) los lugares y documentos que acreditan el hito histórico de 'cuna del parlamentarismo', reconocido por la Unesco (la Unesco reconoce como Patrimonio de la Humanidad, entre otros objetos, la cetrería y los tiestos que ponen en los patios de Córdoba cuando hace bueno).

Como sabéis (¿por qué debemos saberlo?) me considero un leonés más, un leonés de adopción (por eso, suponemos o deberíamos saber, ha hostigado a León como a cualquier otro territorio no histórico, quizá un poco más, al ser más grande). Alguien dijo que la verdadera patria de cada persona es su infancia (la sobadísima frase es de Rainer Maria Rilke), y León, como sabéis, fue mi infancia (otra inferencia o suposición es que ha crecido o se ha hecho más sabio). Fui leonés de los cinco a los quince años (luego ya fue normal, en teoría). Fui alumno del colegio de las Discípulas y después de los Jesuitas, tras superar el examen de ingreso en el instituto (logro académico solo igualado por todos sus compañeros). Disfruté de los aperitivos de los domingos en La Viña, en la calle del Cid  y de las caminatas por la calle Ordoño (Ordoño II) y el paseo de la Condesa (de Sagasta. No dice nada de las misas). Recuerdo el inolvidable frío de León; ese frío que cuaja españoles leales y recios, orgullosos de sus orígenes, de su país y de su historia. (Este texto contiene muchas simplezas, pero solo esta última frase condensa, destila y aglutina el pensamiento bobo de nuestro presidente y sus escritores. Recuerdos ‘inolvidables’, el frío como noble pegamento de fidelidades absurdas, el desprecio al hecho y la alabanza del sentimiento... Redactemos otro gratuito y climatológico non sequitur: Recuerdo (obviemos el pleonasmo) el calor de ______, ese calor que disgrega y hace blandos y recocidos ciudadanos, que odian su pasado, sus fronteras y a sus líderes naturales... ¿A que queda raro?)

Mi patria, como la vuestra, es España (y León y la infancia). Y, como a vosotros, nada me enorgullece más que poder hablar bien de España  (de verdad: esto no ocurre. Orgullo tres). ¡Hay tantos motivos! Uno de ellos fue la oportunidad (que, curiosamente, el calabacín no recordaba) de promover ante la Unesco, en 2012, en la primera Legislatura como presidente del Gobierno, la candidatura de los 'Decreta' de León de 1188 como el documento más antiguo del sistema parlamentario de occidente (claaaro que sí), su cuna en el sentido primigenio del término (cunae era plural y definía los aparejos que había en el lecho del bebé. Si quiere decir que éramos la paja que empapaba los orines del niño, tiene parte de razón). La Unesco (cómo no, y orgullosamente) incorporó los 'Decreta' en la Memoria del Mundo en 2013 como prueba documental del sistema parlamentario más antiguo que se conozca (en esta galaxia). Este hito histórico se sumó a la larga lista de aportaciones de León a la Historia, el patrimonio y la cultura de España (junto con el cocido maragato y el sistema decimal). Que León sea 'Cuna del Parlamentarismo' es motivo de legítimo orgullo para los leoneses y para todos los españoles (Cuatro. Los botones de la camisa se me descosen, como a Superman cuando se cambia, de tanto orgullo).

Así lo había dejado escrito, con décadas de antelación, don Claudio Sánchez-Albornoz:

“En este año inolvidable de 1188, un rey Alfonso otorgó lo que podríamos llamar la Carta Magna española, anterior en varios siglos a la inglesa. La Carta Magna leonesa se dirigía a un pueblo que no conocía el régimen feudal, articulado en grandes municipios libres, y que fue por ello más liberal y democrática que la de Juan Sin Tierra". (Lo único que disculpa al señor Sánchez Albornoz es que, huyendo del régimen de Franco, le pareciera democrática la organización de Atila el huno y que un régimen feudal, comparándose con un régimen feudal, ignorase lo que es uno).

Ese rey Alfonso era un entonces jovencísimo (y apuesto) Alfonso IX que, en sus 42 (aquí no vendría mal escribir los números con letra) años de reinado, fundó la Universidad de Salamanca, que vinculó a Santiago (cuna de don Mariano), y la ciudad de La Coruña (cuna también); otorgó fuero a Tui y a Llanes; conquistó Cáceres, Mérida y Badajoz; reunió a las Cortes en Benavente en 1202… (espera que miro la ficha... Sí.) pero tuvo un reinado no exento de dificultades (como el de Witiza), con riesgo reiterado de excomunión y entredicho (que desafió para hacer su santa voluntad). Sé que el carácter abierto, afable e inclusivo de todos los leoneses (ja, ja, ja, ja) me evitará la condena de excomunión o entredicho en esta ocasión. (Quizá no seamos abiertos ni, hmmmpfff… afables, pero sí que somos crédulos o estúpidos, como se puede comprobar por nuestro voto).

El próximo año viajaré en AVE a León (se puede hablar del proyecto, ejecución, oportunidad y rentabilidad del AVE; quizá no ahora). Cuando, el 29 de septiembre de 2015, llegó a vuestra ciudad el AVE (entre las blancas nubes del aliento del profeta Isaías), recordé cómo era el León de mi infancia (doble patria, triple con el ancho de vía), y sentí, como español, un legítimo orgullo. León es historia de España, y es un presente cargado de futuro. (quinta vez que el orgullo se repite como un salmo responsorial por los motivos más necios y que yo ya tomo como una coña galaica).

La llegada del AVE (haciendo ocioso el Pony Express) permitió la explosión de León como destino turístico (antes León estaba en el cinturón de Kuiper); este año que ahora acaba estáis conmemorando el milenario del Fuero de León (por eso viene el año próximo), y podré acompañaros en el arranque del año de la celebración del bimilenario de su fundación romana (que propició orgullosamente, como el AVE, el PP). En 2018, además (¿además de qué?), León será Capital de la Gastronomía más prestigiosa del mundo, que es la española (dos asunciones seguidas e igualmente gratuitas). Y seguiremos trabajando (seguiremos, afirma. Trabajo, dice) para concluir las obras del AVE a Galicia y Asturias, lo que terminará (no estamos del todo cuajados, se conoce) de convertir a León en el gran centro logístico del oeste. Ya sois referente en biotecnología, en ciberseguridad y en modernas tecnologías de la comunicación (por motivos que se explican en folio aparte, supongo). Y habéis sabido conjugar esa modernización (primero me lo invento y luego abundo)  con el cuidado al sector agroalimentario en una oferta productiva equilibrada y sostenible (cuando cogemos un pimiento, plantamos otro y cuando un habitante se va, se mueren dos).

En las últimas décadas, León y España han dado un salto enorme hasta situarnos entre las grandes naciones del mundo (antes estábamos entre las pequeñas), entre las grandes democracias del planeta (del mundo al planeta hemos dado un salto que solo los batracios anuros dan sin vértigo). Y una gran democracia (ahora) debe rendir siempre honor a sus primeros esfuerzos por asentar en la ley la convivencia de sus gentes (y lo sabes). Eso fue, precisamente, lo que hicieron los 'Decreta', con esbozos muy definidos (un esbozo muy definido es otro concepto de gran fascinación de la rajoyabla) lo que hoy son derechos fundamentales de los ciudadanos (que antes estaban solo muy esbozados), como la defensa de la inviolabilidad del domicilio o la sujeción de todos a la ley (menos el PP, que se la pasa por el forro de los cojones). Porque sabemos que la democracia merece ese nombre cuando somete a todos al imperio de la ley, al Estado de derecho (menos nosotros).

Os agradezco que me hayáis invitado (?) a compartir con vosotros una jornada de trabajo (¿?!) en la que podremos hablar de lo mucho que León ha hecho, hace y hará para mejorar España.

Feliz Navidad y hasta pronto,

Mariano Rajoy



Dios santo.