miércoles, 12 de enero de 2011

Ernesto Rodera. 11 de enero de 2011











Enésima vez que estos idiotas nos perdonan la vida.
En septiembre de 1998, durante una de sus chapuceras y caprichosas treguas, escribí en un periódico que ya no existe (de aquella me dejaban escribir) que la tregua no duraría y lo comparaba con la cosa de los fumadores. Es difícil dejarlo y la tentación de retomar el hábito con la excusa más pequeña es fuerte. Desgraciadamente, acerté.
Yo lo dejé a la tercera. El tabaco, digo. Sin parches.
________________________________________________

No hay comentarios:

Publicar un comentario